7 tipos de pacientes que puedes encontrar en tu consulta

Tipos de pacientes

¿Hablar de tipos de pacientes? ¿Es que acaso voy a poner etiquetas a la gente?

No se trata de eso.

No pretendo poner etiquetas a nadie, mucho menos a los pacientes.

Solo voy a tratar de identificar algunas actitudes habituales de algunos pacientes que acuden a nuestra consulta.

Y eso no quiere decir que les coloquemos etiquetas ni nada parecido.

Porque, entre otras cosas, que un paciente se comporte de una determinada forma en una consulta, no significa que eso sea un carácter definitorio de su personalidad.

Ya que, en ocasiones, la gente acude a las consultas con cierta ansiedad, preocupación o expectación, y eso les provoca comportamientos que ni ellos mismos pueden prever.

Por eso es mejor saber identificar estos comportamientos y así estar preparados para prestar un servicio de calidad a pesar de que, en principio, algunas actitudes de nuestros pacientes puedan entorpecer nuestra labor.  

Así que, desde el profundo respeto que siempre hemos de profesar a quienes visitan nuestra consulta, vamos a ver cuáles son esos tipos de pacientes, sus comportamientos más habituales y por qué es importante conocerlos.

Pero, antes de nada, ahí van unos cuantos consejos que te permitirán mejorar la relación con tus pacientes, sean del tipo que sean.

Recomendaciones para mejorar la interacción con tus pacientes

Bueno, si aún no lo has hecho, te recomiendo que leas el artículo Cómo escuchar al paciente y prestar un mejor servicio.

En él encontrarás buenos consejos para mejorar la comunicación con tus pacientes.

Pero, además, te recomiendo lo siguiente:

  • No fuerces las expresiones faciales y muéstrate natural. Si puedes y te sale bien, sonríe levemente, pero procura no parecer un modelo publicitario de anuncios de dentífrico.
  • Procura recordar el nombre de tus pacientes y pronunciarlo con relativa frecuencia. Si se te olvida, no arriesgues llamando Ovidio a Horacio.
  • Cuidado con tu lenguaje corporal porque este sí que no engaña. Reclinarte demasiado en tu sillón, no mirar a los ojos o cruzar las piernas, no ayuda. Y por favor, si bostezas, que no se te note.
  • Evita discutir, o sea, evita discutir.
  • Evita discutir.
  • Muéstrate empático con la situación de tus pacientes y demuestra respeto por sus opiniones, aunque no las compartas.

Dicho esto, vamos al lío con los tipos de pacientes.

Tipos de pacientes y cómo tratar con cada uno de ellos

Antes de nada quiero insistir que esta clasificación está orientada, exclusivamente, a detectar determinadas conductas en nuestra consulta. No pretendo clasificar, juzgar a nadie ni afirmar que existen tipos de pacientes como existen tipos de personas.

Así que las referencias que iré haciendo a “tipos de pacientes” han de interpretarse como “tipos más comunes de comportamientos de los pacientes en consulta”, aunque utilizaré el primer giro por cuestiones de economía de redacción.

Bueno, quizás haya algunos pacientes que sean igual dentro que fuera de la consulta.

Bien, esto, de momento, no nos debe importar porque su vida personal, salvo que esté conectada de alguna manera a su problema médico, no nos interesa.

A continuación voy a ir analizando cada uno de los tipos que he podido detectar a lo largo de mi recorrido profesional como sanitario y algunos otros que mis alumnos me han apuntado.

La lista, por supuesto, no es cerrada, y si me ayudas a identificar algún tipo de paciente más, me vendrá bastante bien que me lo dejes en los comentarios.

1. El paciente agresivo

Con agresivo me estoy refiriendo a agresividad verbal, porque si tu paciente te saca una pistola o un arma blanca, la respuesta es muy sencilla: ¡huye!

Desgraciadamente los sanitarios nos encontramos con relativa frecuencia pacientes de este tipo (los agresivos verbales).

Y si no somos capaces de desactivar esa agresividad, es mejor dar por finalizada la consulta y dejarla para otro momento.

Pero sugerir esto último puede incrementar la intensidad del comportamiento del paciente, así que vamos a ver cómo neutralizarlo.

Lo primero de todo es intentar mostrar una actitud serena a través de un lenguaje corporal que incluya una mirada tranquila pero sostenida y directa a los ojos del paciente.

Nuestros movimientos deben ser seguros y mostrar calma, así que nada de temblores, tics, suspiros y signos externos de que estás hasta el gorro de aguantar su perorata.

Si te muestras de este modo y guardas silencio durante un rato, el fuego irá perdiendo intensidad.

Cuando esto ocurra, debemos utilizar dos extintores para terminar de apagarlo: las preguntas abiertas y las preguntas de control.

Las primeras deben empezar por cómo, qué, cuándo y cuánto.

Por ejemplo: ¿Cuánto tiempo le duraron esos dolores después del tratamiento?

Después vendría la pregunta de control, es decir, una pregunta después de una afirmación:

Usted me ha dicho que esos dolores le duraron poco tiempo y que desaparecieron en 8 horas, ¿verdad?

Estas preguntas suelen tener un efecto sedante, así que, a partir de ahí, hay que comenzar con la consulta propiamente dicha y aportar soluciones.

2. El paciente polémico

Este tipo de pacientes es bastante habitual.

Suelen llegar a la consulta con una sobredosis de información obtenida de internet. 

Y lo único que han hecho es infoxicarse (es decir, intoxicarse de información).

Lo discuten todo y lo cuestionan todo.

Normalmente, su problema les angustia o preocupa en exceso y por eso desarrollan esa actitud que no deja de ser un mecanismo de defensa.

En general, se pueden aplicar los mismo consejos que para los pacientes agresivos.

Pero, ojo.

Como estos nos están cuestionando nuestros conocimientos, no debemos entrar al trapo y sumirnos en una disquisición médica.

¡Ni hablar!

Tú eres el experto y el solo hecho de debatir determinadas cuestiones, te resta autoridad.

¡Hasta ahí podríamos llegar!

Estos pacientes necesitan que te muestres firme y que transmitas seguridad.

Así que nada de frases en condicional, ambiguas o imprecisas.

Es decir, tienes que usar frases seguras, confiables y contundentes.

3. El paciente silencioso

Bueno, este tipo de pacientes no es que estén completamente callados, pero son parcos en palabras y eso, a veces, dificulta el diagnóstico.

Así que la solución es clara: hay que hacerles hablar lo máximo posible.

Sin tener que someterlo al tercer grado, por supuesto.

Como estos tipos de pacientes son auténticos coleccionistas de monosílabos, lo suyo es hacerles preguntas abiertas.

Y empezar por cuestiones que nada tengan que ver con lo que es objeto de su consulta, para relajarles y romper el hielo.

Por ejemplo:

Hablando de familia, acabo de tener una discusión con mi hijo que no vea; esto de que entren en la edad del pavo, es un suplicio.

Y cuando empiece la consulta tendrás que realizar esas preguntas abiertas para no darle la posibilidad de desplegar todas sus habilidades con los monosílabos.

Llegado el caso, si es imposible que suelte prenda, tendrás que hacerle saber, con mucha delicadeza y empatía, que es absolutamente necesario que te facilite información si, realmente, quiere que le soluciones su problema.

4. El paciente indiferente, desaprensivo o negacionista

Este tipo de paciente suele ir a la consulta por indicación de algún familiar o persona cercana.

No es consciente de la importancia de acudir a la consulta a pesar de que lleva tiempo padeciendo alguna patología y se empeña en negar sus evidentes síntomas.

Son los típicos que suelen decir «yo no voy al médico, pa qué».

Hasta que alguien de su entorno le pone las pilas y le amenaza seriamente con llevarle de los pelos al médico (normalmente, su pareja).

Suelen desplegar una actitud chulesca y se muestran poco o nada colaboradores.

¿Cómo interactuar con este tipo de pacientes?

Siento ser tan explícito: acojonándolos.

Si su patología es relativamente seria, tenemos que ponérselo más negro aún porque, si no, no adquirirá conciencia y la cosa se puede ir de las manos.

Es muy recomendable que vayan a la consulta con aquella persona que ha promovido su visita; le sacudirá los gorrazos que nosotros no podemos darle por razones evidentes y reforzará nuestras recomendaciones.

5. El paciente grosero

Afortunadamente, este tipo de pacientes no es el más habitual.

Aunque habría que preguntárselo a los sanitarios de urgencias de la sanidad pública…

Pero en el ámbito de la medicina privada son menos frecuentes, aunque haberlos, haylos, aunque no hagas nada especial para atraerlos a tu consulta.

Suelen tener un celo especial en defender sus derechos porque se sienten en todo momento atacados.

Elevan la voz, no dejan hablar e, incluso, pueden llegar al insulto.

Tienen muchas en común con los pacientes polémicos y los agresivos.

Así que la forma de neutralizarlos, es la misma.

Eso sí, nunca debes tolerar insultos en tu consulta; esa es la línea roja

Si esto sucede, debes invitarle a abandonar la consulta y dejárselo meridianamente claro.

Tú te dedicas a la sanidad privada y, por tanto, eres soberano de tu consulta, así que nada de complejos a la hora de erradicar ciertos comportamientos inaceptables.

6. El paciente charlatán

Este es el típico tipo de paciente que es mejor encontrárselo tomando una caña.

Porque suelen ser muy educados, amables y divertidos.

Pero tienen el problema de que hablan por los codos.

Y eso, en una consulta, puede ser un inconveniente.

Por eso, en estos casos, hay que tomar las riendas de la conversación y abortar cualquier conato de monólogo interminable.

Así que lo suyo es interrumpirle constantemente (hasta que desista de su soliloquio) y con preguntas cerradas que requieran una contestación breve o en forma de monosílabo.

Dentro del paciente charlatán existe un subtipo que yo denomino «paciente batallitas».

Se distinguen porque suelen remontarse al Pleistoceno para explicarse:

Dígame, ¿cuál es el motivo de su consulta? 

Mire, cuando mi abuelo vino de la guerra de Corea, le pasaba lo mismo que me pasa ahora a mí…

A este subtipo se le neutraliza de la misma forma que al tipo del que procede, es decir, el charlatán.

7. El paciente hipocondríaco

Al igual que el paciente polémico, este tipo de paciente suele presentar una severa intoxicación por información obtenida en internet. 

Lo que le diferencia del polémico es que este último conoce su patología y se empapa de información sobre ella (aunque la interprete de aquella manera).

Por su parte, el hipocondríaco no adquiere conocimiento alguno, solo se atribuye de forma mecánica todas aquellas patologías que puedan ser compatibles con algún supuesto síntoma que presente. 

En los casos más extremos, este tipo de pacientes suele comenzar las consultas prácticamente afirmando qué es lo que les ocurre y con el único objeto de que les confirmemos el diagnóstico.

Es muy complicado tratar con este tipo de pacientes porque la hipocondría puede convertirse en algo patológico.

Por eso debemos abrir nuestro ojo clínico e intentar detectar si el problema es lo suficientemente importante como para derivarlo a otro especialista.

En los casos menos severos, infundir tranquilidad, optimismo y dejarle hablar (hasta cierto punto), suele dar muy buenos resultados.

También, aunque no sea cierto, podemos empatizar con él afirmando, por ejemplo, que a mí me pasó algo muy parecido. 

Como verá que estamos vivos y aparentemente sanos, eso espantará muchos fantasmas y favorecerá el desarrollo de la consulta.

¿Cuál es tu experiencia con los diferentes tipos de pacientes?

Tanto si te dedicas al ejercicio de tu actividad privada como sanitario, como si lo piensas hacer en un futuro, estoy seguro de que te has encontrado o te vas a encontrar con más de uno de los tipos de pacientes que te acabo de describir.

Por supuesto, la mayoría no pertenecen a ningún tipo de los descritos y casi todos muestran actitudes normales a la hora de ser atendidos por un profesional sanitario.

Pero creo que no está de más conocer algunos tipos de pacientes con los que tengamos que realizar un esfuerzo adicional para llevar a buen puerto una consulta o la prestación de un servicio sanitario que puede verse comprometido por determinadas actitudes o conductas.

Como te he dicho, mi lista no está cerrada.

Así que me gustaría conocer tu experiencia y si has detectado algún tipo de paciente más que requiera un “tratamiento” diferenciado.

Te leo en los comentarios. 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

  • Responsable:Jose Antonio Ayllón Muñoz
  • Fin del tratamiento: Controlar el spam, gestión de comentarios
  • Legitimación: Tu consentimiento
  • Comunicación de los datos: No se comunicarán los datos a terceros salvo por obligación legal.
  • Derechos: Acceso, rectificación, portabilidad, olvido.
  • Contacto: info@vocacionsinlimites.com.
  • Información adicional: Más información en Mi política de privacidad.

Política de Privacidad:

Responsable de los datos: Josep Ayllón Muñoz responsable de esta web
Finalidad de los datos: Gestionar la solicitud que realizas en este formulario de contacto.
Almacenamiento de los datos: Base de datos alojada en SITEGROUND ESPAÑA S.L
Derechos: En cualquier momento puedes limitar, recuperar y borrar tu información.